Servir el queso de forma adecuada es muy importante. Hay que tener en cuenta que este alimento es muy antiguo, saludable y apreciado por todo tipo de personas. Además, es uno que podemos disfrutar en combinación con otros productos, como es el caso del vino. Sin duda, es un deleite para el paladar, pero que debes cortar y servir de forma adecuada.
¿Cómo cortar el queso sin fallar?
Existen diferentes tipos de queso y formas muy variadas. Esto ya te impone una dificultad añadida a la hora de cortarlo, pero no te sientas abrumado. Hay que tener una técnica adecuada y depurarla con el tiempo, así evitarás desperdiciar grandes porciones de este afamado producto. La idea es cortarlo de una forma que resulte apetecible y que permite aprovechar cada pieza para disfrute del comensal.
Atendiendo al tipo de queso, tendrás que cortar de una forma u otra. En el caso de los cilíndricos, debes cortarlos en dos mitades y luego en fragmentos suficientes como para tomar de un bocado. De esta forma, sacarás todo el provecho posible al producto y facilitas que se coma.
En el caso de los de pasta blanda, los cuales suelen comercializarse en forma redonda y cuadrada, hay que afrontar el corte como si estuviéramos frente a una tarta. El objetivo es lograr una serie de porciones suficientemente grandes, las cuales podemos dividir aún más, sobre todo si se trata de un queso enmohecido fuerte.
Para los que se venden en rulo o barra debemos recurrir a cortes en lonchas. El corte debe atender a los gustos del comensal, pero si no los conoces, es recomendable conseguir lonchas no muy anchas. Así, permites que cada uno deguste una parte sustancial, pero sin que le llegue a resultar demasiado. Hay que conseguir que aprecie el producto, no que lo rechace porque le ha resultado excesivo.
Por último, a la hora de cortar quesos duros, como es el caso del parmesano o el manchego, hay que actuar con cuidado. Realiza el corte siempre a temperatura ambiente, algo que evitará que el queso se rompa. Parte el queso desde el centro por la mitad y luego en cuñas para terminar con pequeños fragmentos triangulares. Para que te resulte más sencillo, recurre a un cuchillo firme que te permita hacer fuerza.
Formas de servir queso
Una vez que tengas seleccionado tu queso favorito y lo hayas cortado, es necesario que lo presentes y sirvas a los comensales que lo vayan a degustar. Para empezar, debes sacarlo de la nevera una media hora antes de comerlo para que este se atempere y retirar el film para que se airee. Además, si vas a cortar y servir diferentes quesos, utiliza cuchillos específicos para cortar cada pieza. Ten en cuenta que uno puede ser más graso que otro, lo que contribuirá a modificar el sabor de cada uno.
El queso puede actuar como ingrediente principal, como ocurre en las degustaciones, como secundario o postre de una buena comida. Asimismo, puedes transportarlo casi sin problemas y disfrutarlo allí donde quieras. A la hora de ofrecer una cantidad a cada comensal, tendrás que atender al momento en el que se comerá. Si es el plato principal, unos 150 gramos por cada uno será suficiente, pero en caso de que sea un postre, no superes los 100 gramos.
Sin embargo, procura conocer los gustos de la persona que lo va a comer, ya que quizás no le guste llevarse a la boca demasiado queso de una sentada. Por suerte, puedes servir cada pieza de múltiples maneras. Solo, sobre una rebanada de pan, decorado con frutos secos o acompañado con un buen vino. No obstante, la forma más habitual es disponer una tabla de quesos.
Si optas por servir varios tipos de esta manera, no puedes disponerlos de cualquier manera. Empieza colocando el queso más suave el primero y luego ve colocando el resto siguiendo las agujas del reloj. Así, los comensales empezarán por el que menos sabor tiene y acabarán por el más fuerte o picante. El objetivo es que no se cansen antes de llegar al final y puedan degustar cada uno de los tipos que has colocado.
Además, para confeccionar una tabla pequeña, para disfrutar con un grupo pequeño de personas, con cuatro o cinco variantes de queso será suficiente. Recuerda colocarlos siguiendo las agujas del reloj de más suave a más fuerte. De hacerlo al revés, el primero tapará el sabor del segundo y así sucesivamente, lo que estropeará la experiencia y toda la degustación que has preparado con tanto esmero. Entre un queso y otro, conviene “limpiar el paladar” con un poco de membrillo, manzana verde, frutos secos o uvas, maridajes clásicos con los quesos que te permitirán degustar cada queso adecuadamente.
En definitiva, servir el queso es tan sencillo como seguir las pautas de esta entrada. Quizás al principio te cueste, pero con el tiempo dominarás la disposición adecuada de cada pieza. Así, podrás disfrutar de una buena degustación, la cual se puede acompañar con todo tipo de productos para potenciar el sabor del queso.